

“Es importante para nosotros que los Estados africanos estén mejor representados y se les dé una voz más fuerte a nivel global”. Las palabras del canciller alemán, Olaf Scholz, el pasado mes de mayo en Nairobi resumen el creciente interés global por el continente y su cada vez mayor peso en el tablero geopolítico mundial. En 2024, África debe consolidar su posición, individual y colectiva, como un actor relevante ante los retos a los que se enfrenta el conjunto de la población mundial, así como demostrar unidad e independencia ante los intereses de las grandes potencias.
Durante este año, la organización representativa de la totalidad de Estados africanos, la Unión Africana (UA), pasará a ser miembro permanente del G-20. Para muchos analistas, esto le equivale a ser considerada como una potencia global en sí misma, pero aportar una sola voz continental ante los desafíos globales que se avecinan va a ser un reto que servirá para aportar posiciones colectivas ante cuestiones vitales como la deuda, la integración comercial o el cambio climático.
Reino Unido, China o Corea del Sur ya han anunciado que celebrarán cumbres multilaterales con la totalidad de los países africanos, de donde deben surgir acuerdos tanto comerciales como en seguridad y cooperación. Es posible también que otros actores como Rusia, Estados Unidos o la Unión Europea anuncien cumbres similares próximamente, tal como viene siendo costumbre en los últimos años. A su vez, si 2023 fue un año de récord en la visita de grandes líderes al continente, 2024 no se quedará atrás, y el equipo de Joe Biden ya ha confirmado que el presidente estadounidense tiene previsto cumplir su promesa de visitar el continente antes de agotar su legislatura.