

Alejandro Jiménez Serrano, Universidad de Jaén/25 julio 2022 20:08 CEST
En el punto más al sur del Antiguo Egipto se encontraba la ciudad de Elefantina, puerto comercial al que fueron a vivir altos oficiales reales. Un proyecto de la Universidad de Jaén excava sus tumbas
Hace poco más de cinco mil años, en torno al 3200 a.e.c., el originario reino de Egipto se extendió hasta la primera catarata del Nilo, el primer gran accidente que impedía a cualquiera continuar su viaje en barco por el río más largo de África.
En una de las islas más grandes establecieron un asentamiento, que, poco a poco, se convirtió en la ciudad más meridional de Egipto. Recibió el nombre de Elefantina, probablemente porque uno de los principales objetivos al conquistar esa zona era asegurarse el suministro de marfil de elefante, animal que abundaría en el Nilo Central y en las regiones subtropicales del interior de África.
Junto con este producto, los egipcios importaban otros objetos y materiales de prestigio, como el ébano, las pieles de leopardo y los aceites exóticos para la cosmética corporal. Aunque los destinatarios finales de todos estos productos exclusivos eran el rey y su corte, Elefantina era la primera ciudad egipcia a la que arribaban esas mercancías. Esto obligó a que hubiera funcionarios de la corona establecidos desde épocas muy tempranas.
Estos representantes se encargaron también de avituallar a las misiones enviadas por el palacio, tanto para traer los productos del sur como para extraer grandes bloques de granito, muy abundantes alrededor de la ciudad. Estas piedras duras se utilizaban principalmente en algunas zonas de los complejos piramidales destinados a los reyes y reinas. Además, a lo largo del tercer milenio a.e.c. se comenzaron a explotar las minas de amatista y se recogía la cornalina presente en los lechos secos de las Egipto alrededor del Valle del Nilo.