33º domingo A — 15 noviembre 2020
Proverbios 31,10-13.19-20.30-31 — 1 Tesalonicenses 5,1-6 — Mateo 25,14-30
En la parábola de este domingo el hombre que emprende un viaje deja su fortuna en manos de sus siervos. En otra parábola, esta vez en el evangelio de Lucas, un hombre rico deja diez «minas» a diez de sus siervos. También Marcos relata cómo Jesús comparó la manifestación final del Hijo del Hombre con el regreso de un hombre que había viajado después de dejar a sus siervos un poder sobre su casa. Obviamente Jesús debió utilizar a menudo estas imágenes del viaje, de las responsabilidades de los siervos, y del regreso de su señor. Tampoco cabe duda que al preservar y relatar las parábolas y símiles utilizados por Jesús, las primeras comunidades las mezclaron y reinterpretaron espontáneamente. De ahí la dificultad de llegar a las parábolas tal como Jesús las pronunció. Lo que parece muy probable, sin embargo, es que, de una manera u otra, hablan del regreso del Señor y del establecimiento definitivo del Reino. Así, al menos, lo han comprendido los que han organizado la liturgia en nuestra Iglesia latina y nos invitan a meditar la parábola de los talentos ahora que se acerca el final del año litúrgico con la fiesta de Cristo Rey el próximo domingo. Por otra parte, parece evidente, por su parte, que el evangelista Mateo vio en la parábola una llamada a la responsabilidad personal en la actual construcción del Reino. ¿Cuántas veces se nos ha dicho, citándolo, que tenemos que hacer fructificar nuestros talentos?
Texto completo: 33º domingo A-Echeverría