2º domingo de Cuaresma B   —   28 febrero 2021

Génesis 22,1-2.9a.10-13.15-18   —   Romanos 8,31b-34   —   Maros 9,2-10

“Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan”» ¿Cómo vivieron ellos esa experiencia de la Transfiguración? La segunda carta de Pedro, escrita probablemente por uno de sus discípulos, menciona su significado: “Os hemos dado a conocer el poder y la Venida de nuestro Señor Jesucristo, después de haber visto con nuestros propios ojos su majestad… Nosotros mismos escuchamos esta voz, venida del cielo, estando con él en el monte santo.” Pero en realidad, ¿qué pasó en la montaña? Cuando se trata de enfatizar la ignorancia, los miedos y los errores de los discípulos de Jesús, Marcos es el más explícito de los evangelios, y en el relato de este domingo encontramos tres frases que aparecen sólo en él: “Estaban asustados y no sabía lo que decía”. “Jesús les mandó ‘No digáis a nadie lo que habéis visto’”.

“Y discutían qué querría decir aquello de resucitar de entre os muertos”. Describiendo de esta manera la vivencia de Pedro y sus dos compañeros, es probable que Marcos se acerca bastante a lo ocurrido. Lo que vivieron se asemeja a otras experiencias bíblicas de encuentro con la Gloria de Dios. Pienso en particular en la del profeta Ezequiel, a quien la Gloria se le apareció en el exilio, a orillas del río Kebar, y sobre lo cual Ezequiel escribe (en resumen): «Era como algo parecido… y había algo como el fuego… que era como el arco iris… Era algo parecido a la Gloria de Yahveh. Miré, y caí boca abajo; y escuché la voz de alguien que me hablaba”. Para Ezequiel, se trató de algo real, vivencial, aunque no podía explicarlo. Algo así debió ocurrir con Pedro y sus dos compañeros.

Texto completo:  2º domingo de Cuaresma B-Echeverría