Ha llegado el primer día de los ácimos, los discípulos se muestran nerviosos, nadie sabe dónde se celebrará la Cena de Pascua, la fiesta más importante de Israel ¿Lo sabrá el Maestro? ¿Cómo no lo iba a saber si su corazón desde hace mucho tiempo estaba ardiendo en deseos de celebrar esta noche con los suyos? Con la antelación suficiente había quedado reservada una mesa amplia y una habitación espaciosa para muchos comensales. Antes de caer la tarde el Maestro y sus discípulos dejaban atrás Betania y encaminaban sus pasos a la Ciudad Santa, que estaba a rebosar de gente. Sabían bien cuál era el camino más corto para llegar a su destino. Al llegar al cenáculo lo encontraron todo bien dispuesto, los manteles sobre la mesa, los platos sobre los manteles, las alfombras, los almohadones, la jofaina, los candelabros; todo estaba previsto, hasta el último detalle, como si en ello se hubiera venido trabajando desde hace días.
Los rostros estaban tensos como esperando a que alguien dijera algo. Fue el Maestro quien rompe el silencio para decir. “Ardientemente he deseado pasar esta Pascua con vosotros”. Era la noche de las eternas confidencias, en que Jesús siente la necesidad de sincerarse y abrir su corazón. Era la noche de las despedidas, en que los sentimientos están a flor de piel, las emociones fluyen y los recuerdos se agolpan. El Maestro viene desde hace tiempo reviviendo interiormente este momento entre trágico y sublime. Le quedan por pronunciar las más tiernas palabras que ha ido guardando para esta ocasión, aún falta por revelar la última verdad a sus amigos a los que ha ido tomando un afecto profundo, tanto que ya no sabía vivir sin ellos. Han sido tantas las experiencias que han tenido que afrontar juntos, tantas las alegrías y las penas compartidas que se le desgarra el corazón y sus ojos no pueden reprimir las lágrimas. Es llegada la hora de dictar el testamento del amor con el pensamiento puesto en los discípulos que tiene a su lado y en todos los que vendrán a lo largo de los siglos. ¿Qué tendrá que decirles y decirnos esta noche el buen Jesús?