Lucía López Alonso: En la Edad Media se elaboraba en comunidad.
Hace unos días que los monjes de la Abadía de Rochefort, un monasterio medieval de Valonia, han lanzado en Bélgica su primera cerveza trapense en 65 años. Reconocidas por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, las cervezas ‘de abadía’ llevan elaborándose en los monasterios europeos desde antes del siglo XIII, y todavía siguen siendo consideradas por muchos las mejores del mundo.
Bebida de pobres (aldeanos) y de frailes precisamente por su búsqueda de pobreza en la mesa, los nobles la despreciaban por barata y exenta del simbolismo que tiene el vino para las sociedades cristianas. Sin embargo, los monjes rezaban por ella; daban gracias por “el más importante fruto del cereal”, cuyo zumo en verano refrescaba y en invierno daba al cuerpo “un calor que produce la embriaguez”, como describió San Isidoro de Sevilla en sus Etimologías.
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