El Arzobispo de Túnez testifica ante nuestro micrófono el malestar que subyace a las manifestaciones de los últimos días en varias ciudades de Túnez. Los jóvenes, que son los primeros actores, parecen haber perdido toda esperanza. En este contexto, la Iglesia está al lado de las personas y su valor es cada vez más reconocido y apreciado.
Gabriella Ceraso y Andrea De Angelis – Ciudad del Vaticano –
Enfrentamientos nocturnos y cientos de detenciones en diferentes ciudades: esta es la vida cotidiana de Túnez durante varios días. Muchos jóvenes salen a la calle a gritar su desesperación y su hambre, que consideran incluso peor que el Covid-19.
“ Las manifestaciones comenzaron en el décimo aniversario de la llamada ‘Primavera Árabe’, que resultó ser más bien un otoño para la juventud de este país ” , dijo el obispo Ilario Antoniazzi, quien señala las esperanzas decepcionadas de esa parte de la población. La falta de perspectivas, así como la pérdida total de la esperanza, están empujando a los jóvenes a violar el toque de queda vigente para hacer frente a la pandemia de Covid-19 y desafiar a la fuerza policial. Entre los detenidos hay muchos menores.
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“ Tengo la impresión de que Túnez (…) está tomando conciencia, más que en el pasado, del valor de la Iglesia. Cada vez se solicita más nuestra participación y nuestra opinión. Vemos en la Iglesia un faro que puede indicar el camino. En el pasado esto no existía y hoy es una clara señal de que estamos haciendo un buen trabajo. Esperamos que el Señor lo bendiga ”, concluye.
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