Loris De Nardi, Universidad Bernardo O´Higgins/September 10, 2023 11.33pm SAST
La catástrofe que se genera tras un terremoto no depende de factores naturales, sino de decisiones humanas. La destrucción provocada por el terremoto de Marruecos se puede evitar si no dejamos que caiga en el olvido.
El fuerte terremoto de magnitud 7 en la escala Richter que sacudió Marruecos en la noche entre el 8 y el 9 de septiembre, con epicentro a 72 kilómetros al suroeste de Marrakech, nos dejó una dolorosa lección que no podemos ignorar: el desarrollo humano no puede producirse de espaldas al medio natural.
Los más de 2 100 muertos y las más de 300 000 personas afectadas por el sismo, según datos de la ONU, y sus réplicas (la última, de magnitud 3.9) ponen de manifiesto que la magnitud de este tipo de catástrofes no debe imputarse a las fuerzas telúricas. Los desastres naturales no existen: las consecuencias de las catástrofes relacionadas con amenazas de origen natural dependen siempre de las acciones y decisiones humanas.
La vulnerabilidad de la sociedad marroquí ante los movimientos telúricos tiene múltiples causas, pero una de las más destacadas es la falta de memoria histórica en la población. Marruecos, al igual que muchos otros países mediterráneos, ha experimentado terremotos destructivos en el pasado. Sin embargo, no son tan frecuentes como en Chile o en Japón. Por eso se nos olvida.
Sin ir más lejos, en 1960 otro gran terremoto afectó el mismo área y dejó más de 15 000 muertos y miles de personas sin hogar. Sin embargo, en los siguientes sesenta años se ha hecho muy poco (o casi nada) para reducir la vulnerabilidad del país hacía la amenaza sísmica.
¿Por qué? Como ha comentado el geofísico chileno Cristián Farías, el problema es que “Marruecos no es conocido en el mundo por su historial de grandes terremotos”. La escasa frecuencia con la que se producen terremotos de gran magnitud en los países mediterráneos ha hecho que la memoria histórica se desvanezca. Y no se ha tenido en cuenta el riesgo sísmico al planificar la construcción. Cuando las estructuras no cumplen con estándares de construcción adecuados para resistir un fenómeno de esta magnitud, acabamos “presenciando la devastación que vemos en Marruecos”, añade Farías.