13 febrero 2022 22:01 CET
El universo ficcional ha calado en la vida diaria de millones de personas de todo el mundo gracias al creciente número de servicios televisivos a la carta, de modo que hoy no nos sorprende que series como Stranger Things se conviertan en objeto de culto.
Producida originalmente en Netflix, la serie de ciencia ficción, protagonizada por un grupo de niños y un reparto de renombre que incluye a Winona Ryder, ha sabido cautivar a los espectadores, convirtiéndose en una obra maestra intertextual trans-media que canoniza su historia a través de la nostalgia ochentera y una asombrosa memoria cultural colectiva.
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Stranger Things, además de introducirnos en un universo alienígena con personajes con superpoderes y entramados sobrenaturales dirigido a adultos (y no tan adultos), también nos invita a recorrer vivencias ochenteras que solo los más audaces fans son capaces de reconocer.
Esta capacidad para identificar elementos que forman parte de la memoria cultural individual ha sido calificada por diversos investigadores, y desde hace años, como inteligencia colectiva. La inteligencia colectiva consiste en un conjunto de ideas distribuidas, renovadas y coordinadas universalmente en tiempo real que conducen a la movilización de las competencias grupales. Es decir, “nadie lo sabe todo, pero todo el mundo sabe algo”.