Javier Lillo Ramos, Universidad Rey Juan Carlos/ 21 marzo 2023 19:53 CET
Las regiones del mundo con mayor estrés hídrico son también las más pobres. Cumplir el Objetivo 6 de desarrollo sostenible (“Agua limpia y Saneamiento”) es imprescindible para el progreso de estos países, especialmente en un escenario de cambio climático.
Los datos del Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2020 son demoledores. Antes de la pandemia, al menos 2 200 millones de personas en el mundo no tenían acceso al agua potable y 4 200 millones de personas carecían de saneamiento. El mismo informe estima que la escasez de agua podría desplazar a unos 700 millones de personas para el año 2030.
Garantizar la disponibilidad de agua, su gestión sostenible y el saneamiento para todos se incluye como Objetivo 6 (“Agua limpia y Saneamiento”) entre los 17 Objetivos de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por las Naciones Unidas en 2015. Como demuestran las cifras, aún estamos lejos de cumplirlo.
Nos hallamos en un escenario de emergencia hídrica, donde la suma de los efectos del cambio climático –con acusadas alteraciones en precipitaciones y un incremento de temperatura– con los efectos derivados del aumento imparable de la demanda del recurso hídrico –debido al crecimiento demográfico y al desarrollo socioeconómico– está causando un grave impacto negativo en la disponibilidad (en términos de calidad y cantidad) de agua dulce en muchas regiones del planeta.
Allí donde el recurso es más escaso, se produce así un efecto de retroalimentación por la elevada explotación en proporción al agua dulce disponible, lo que a su vez causa un alto estrés hídrico.
Muchas de las áreas con un alto estrés hídrico son precisamente las menos desarrolladas, las que están más lejos de alcanzar los ODS. En esos casos, la disponibilidad de agua dulce y saneamiento seguros son especialmente críticos para alcanzar los ODS que se incluyen en la dimensión humana de los objetivos de la Agenda 2030, aunque también lo son para la consecución de ODS en las dimensiones ambiental y socioeconómica.
En contrapartida, avanzar en el objetivo del agua requiere, inevitablemente, progresar en la dimensión de la gobernanza.