Publicado el 4 marzo, 2020
Algunos observadores informados ponen en duda esta versión de los hechos. Algunos, que han tenido la desgracia de ser encarcelados en los calabozos de la policía, afirman que no hay sábanas en esas antecámaras de la muerte. Visto de cerca, se trata ni más ni menos que de un asesinato disfrazado de suicidio. En efecto, Kizito Mihigo estaba bien en el momento de su detención y, según los miembros de su familia que lo visitaron tres días antes, nada indicaba que se fuera a suicidar. Su detención, según la propia narración de los medios de comunicación por los servicios del RIB (Ruanda Investigation Bureau; «gabinete de investigación de Ruanda», en castellano), deja preguntas sin respuestas
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