Las personas refugiadas suelen estar excluidas socialmente. Además, de verse obligadas a huir de su país, tienen que conseguir que el de acogida los integre. En 2020 se formalizaron 88 762 solicitudes en España.
La guerra de Siria, a pesar de haber pasado a un segundo (o más lejano) plano con la pandemia, nos ha acercado un término que parecía no existir hasta hace poco: refugiados. Sin embargo, no sabemos mucho de la realidad de estas personas, de por qué están aquí y de lo difícil que es quedarse, y aún más vivir en España.
Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), hay 26 millones de personas refugiadas en el mundo. En 2018 (último año del que consta información), llegaron a Europa a través del Mar Mediterráneo 116 647 personas. España, Italia y Grecia son los países con más recepción de inmigrantes y refugiados debido a factores geopolíticos mixtos.
En España, según la publicación anual sobre Asilo en Cifras, perteneciente a la Oficina de Asilo y Refugio del Ministerio del Interior (2021), durante 2020 se formalizaron 88 762 solicitudes, de las cuales el 53,03 % fueron presentadas por hombres y el 46,97 % por mujeres. Esto supone una disminución del 25 % respecto a las 118 264 solicitudes registradas en 2019, una bajada, sin duda, provocada por la pandemia.
Además, si tenemos en cuenta los países de origen, Siria no está este último año entre los primeros. Venezuela (con el 31,96 % de las solicitudes) y Colombia (con el 31,07 %) lideran los países de origen de los solicitantes de protección internacional en España, seguidos de Honduras (con el 6,24 %), Perú (con el 5,82 %) y Nicaragua (con el 4,22 %).