por Mar 19, 2021 |
En artículos anteriores abordamos las dimensiones de la salud física y de la salud mental. En este vamos a profundizar en la salud relacional.
Sabemos que la salud tiene un carácter social, relacional.
Tan importante como eso, o más, es el darnos cuenta que para poder tener una buena salud relacional, primero debemos estar bien con nosotros mismos. Es la base. Si no nos relacionamos bien con nosotros mismos, difícilmente podemos relacionarnos adecuadamente con los demás.
Desde mi perspectiva, una de las formas más directas de relacionarme conmigo mismo es a través de mi propio cuerpo, porque el cuerpo es la manifestación física de lo que soy. Es por ello que nuestro cuerpo, la aceptación del mismo y su cuidado, va ayudar a que también nos aceptemos tal cual somos.
Dicho de otro modo, en este plano de realidad (la realidad física) yo no existo más que en mi cuerpo, sin él soy una entelequia y, por tanto, un primer paso en el proceso de entrar en contacto con quien soy es percibirme con este cuerpo físico concreto.
Mi realidad personal única no está hecha solo de lo que pienso (mi realidad mental), de lo que siento (realidad emocional) y de lo que son mis circunstancias irrepetibles y personalísimas (contexto histórico y familiar); mi realidad personal también está conformada por mi cuerpo tal como es, con la manifestación de mis genes como generadores de mi cuerpo y de mi persona como tal.
Para seguir leyendo: https://institutohumanitate.org/blog/queremos-vivir-de-forma-sana-nuestro-envejecimiento-pero-como-parte-iii/?mc_cid=15631ceba2&mc_eid=c2f927820c