El objetivo es apoyar a la menguante comunidad cristiana del país después de décadas de guerra.
La histórica visita del pontífice lleva meses preparándose y es la primera visita papal a Irak, una cita que eludieron sus predecesores. Trae un mensaje de paz y coexistencia para consolar a la arraigada minoría cristiana del país, muchos de los cuales huyeron en los sucesivos conflictos que siguieron a la invasión de Irak encabezada por Estados Unidos en 2003.
«Que se callen las armas» ha dicho Francisco