Publicado: 22 mayo 2022 20:35 CEST
En los últimos años hemos aprendido que no solo importa qué comemos, sino cómo y cuán a menudo lo hacemos. En este sentido, nuestro equipo de investigación ha demostrado que tanto la frecuencia de las comidas, como su regularidad se relacionan con un menor índice de masa corporal y una menor acumulación de grasa.
Estos resultados coinciden con otros estudios epidemiológicos que también concluyen que comer 5 veces al día puede ser una estrategia para prevenir la obesidad. ¿Por qué? La respuesta es compleja, pero existen ciertos mecanismos que pueden explicarlo.
El apetito y la saciedad se regulan de manera homeostática, esto significa que cuanto más tiempo hemos pasado en ayunas, más hambre tendremos. Es inevitable: si hemos desayunado pronto y, por alguna razón, comemos más tarde de lo habitual, ingeriremos mucho más alimento de lo necesario. Esto se debe a que nuestros niveles de energía (y, sobre todo, de glucosa) serán tan bajos, que a la hora de sentarnos a la mesa, devoraremos.
En cambio, si repartimos la ingesta de energía y nutrientes a lo largo del día, el hambre solo será esa sensación que nos indique que tenemos que comer, sin más. Cabe señalar que la recomendación de realizar 5 tomas al día no se refiere a 5 comilonas, sino a tres comidas principales (desayuno, comida y cena) y dos pequeños snacks, uno a media mañana y otro a media tarde.