NACIONES UNIDAS – Millones de niños en varios países de África están entre las poblaciones afectadas por la sequía y sin acceso al agua potable, literalmente al borde de la catástrofe, advirtió en un reporte este martes 23 el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef, dijo que “en el Cuerno de África y el Sahel millones de niños están a solo una enfermedad de distancia de la catástrofe”.
En Etiopía y Somalia (en el Cuerno africano) y en Kenia, el número de afectados por la sequía y sin acceso a agua potable aumentó, de 9,5 millones de personas a 16,2 millones, en el lapso de cinco meses, exponiendo a los niños y sus familias a un mayor riesgo de contraer enfermedades como el cólera y la diarrea.
Pero también en el Sahel, la franja semiárida que va del Atlántico al mar Rojo y separa el desierto del Sahara de la zona de bosques en el centro del continente, hay millones de personas, entre ellas muchos niños, en situación de vulnerabilidad.
La grave desnutrición y el riesgo de contraer enfermedades transmitidas por el agua insalubre que sufren los niños del Cuerno de África y el Sahel podrían provocar una mortandad devastadora si no se les proporciona ayuda urgente, indicó el reporte.
Más de 2,8 millones de niños de ambas regiones ya sufren desnutrición aguda severa, lo que significa que su riesgo de morir por enfermedades transmitidas a través del agua es 11 veces superior al de los niños en países correctamente alimentados.
Al iniciarse la Semana Mundial del Agua, que se conmemora del 23 de agosto al 1 de septiembre, Russell recordó que, según la Organización Mundial de la Salud, en el Sahel mueren más niños a causa de la insalubridad del agua y la falta de saneamiento que en cualquier otra parte del mundo.
“La historia nos enseña que, si se combinan altos niveles de desnutrición aguda severa en los niños con brotes letales de enfermedades como el cólera o la diarrea, la mortalidad infantil aumenta drásticamente, y de forma trágica”, dijo Russell.
Remarcó que “cuando el agua no es accesible o es insalubre, los riesgos para los niños se multiplican exponencialmente”.
“Imagina tener que elegir entre comprar pan o agua para un niño hambriento y sediento, que ya está enfermo, o entre ver a tu hijo pasar una sed extrema o dejarle beber agua contaminada que puede causarle enfermedades mortales”: Catherine Russell.