Cristianos y Musulmanes:
De la competencia a la colaboración
Queridos Hermanos y Hermanas Musulmanes,
En su Providencia, Dios el Todopoderoso le ha otorgado la oportunidad de observar nuevamente el ayuno del Ramadán y celebrar ‘Id al-Fitr.
El Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso aprecia la importancia de este mes y el gran esfuerzo de los musulmanes de todo el mundo para ayunar, rezar y compartir los dones del Todopoderoso con los pobres.
Conscientes de los dones propiciados por Ramadán, nos unimos a ustedes para agradecer al Dios Misericordioso por su benevolencia y generosidad, y les extendemos nuestros mejores deseos.
Los pensamientos que nos gustaría compartir con ustedes en esta ocasión, queridos hermanos y hermanas musulmanes, se refieren a un aspecto vital de las relaciones entre cristianos y musulmanes: la necesidad de pasar de la competencia a la colaboración.
Un espíritu de competencia ha marcado con demasiada frecuencia las relaciones pasadas entre cristianos y musulmanes, cuyas consecuencias negativas son evidentes: celos, recriminaciones y tensiones. En algunos casos, estos han llevado a confrontaciones violentas, especialmente cuando la religión ha sido instrumentalizada, sobre todo debido al interés propio y los motivos políticos.
Tal competencia interreligiosa hiere la imagen de las religiones y sus seguidores, y fomenta la opinión de que las religiones no son fuentes de paz, sino de tensión y violencia.
Para prevenir y superar estas consecuencias negativas, es importante que nosotros, los cristianos y los musulmanes, recordemos los valores religiosos y morales que compartimos, al mismo tiempo que reconocemos nuestras diferencias. Al reconocer lo que tenemos en común y al mostrar respeto por nuestras diferencias legítimas, podemos establecer con mayor firmeza una base sólida para las relaciones pacíficas, pasando de la competencia y la confrontación a una cooperación efectiva para el bien común. Esto particularmente ayuda a aquellos que más lo necesitan y nos permite ofrecer un testimonio creíble del amor del Todopoderoso por toda la humanidad.
Todos tenemos el derecho y el deber de testificar al Todopoderoso que adoramos, y compartir nuestras creencias con los demás, respetando su religión y sus sentimientos religiosos.
Para que podamos promover relaciones más pacíficas y fraternas, trabajemos juntos y honremos unos a otros. De esta manera, le daremos gloria al Todopoderoso y promoveremos la armonía en la sociedad, que cada vez es más multiétnica, multirreligiosa y multicultural.
Concluimos renovando nuestros mejores deseos de un ‘Id, fructífero y rápido, y les aseguramos nuestra solidaridad en la oración.
Del Vaticano, 20 de abril de 2018
Jean-Louis Cardinal Tauran
presidente
+ Obispo Miguel Ángel Ayuso Guixot, M.C.C.I.
Secretario