Uno de los lugares donde la influencia de Rusia e Irán más ha crecido es en África, precisamente en la región del Sahel. Es allí donde más banderas rusas se pueden ver fuera de Rusia, y donde el conocido grupo Wagner, dirigido por Yevgheni Prigozhin, tiene su punto fuerte. No es casual, muchos Estados mantienen vínculos con países occidentales que anteriormente fueron sus colonias, y los cambios de régimen y grupos armados opositores tienen su apoyo en Rusia como contrapeso. Es en esta expansión de Rusia donde Estados Unidos expresa su preocupación. Las fuerzas rusas desplegadas no ayudan a la calma, al contrario, agitan más el avispero del Sahel.
Es en el auge del terrorismo regional y la inestabilidad donde más cómodamente actúa Rusia y sus fuerzas paramilitares. Ejemplo de ello son sus actuaciones en Burkina Faso, Malí, Níger, Sudán y República Centroafricana, donde la vulneración de los derechos humanos ha sido una marca de identidad del grupo de Prigozhin, pues no deben rendir cuentas a ninguno de los Estados al no tener esta capacidad de responder.
De la misma manera que Wagner no ha ayudado a los nuevos gobiernos a aplicar el monopolio de la fuerza y el establecimiento de un sistema institucional estable, al contrario, ha apoyado el cambio de gobierno sin más, y aupar más a los señores de la guerra con recursos, circunstancia que anima más a los grupos opositores armados a ir más allá.
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