Autor: Eric Olander
El embajador de China en la República Democrática del Congo, Zhu Jing, publicó uno de esos tuits anodinos el domingo sobre otro proyecto de infraestructura financiado por China en África que está a punto de completarse.
Este tipo de mensajes de propaganda de poder blando de infraestructura china, también conocido como ‘pornografía de la infraestructura’, se han vuelto tan comunes que un tuit de Zhu sobre una pequeña subestación de energía eléctrica de 200 kilovoltios no genera mucha atención… pero debería.
Esa subestación, financiada con un préstamo de $299 millones del China Exim Bank y construida por Shanghai Power, es el ejemplo perfecto de por qué líderes como el presidente de la República Democrática del Congo, Félix Tshisekedi, le dirán a cualquiera que quiera escuchar cómo prefieren trabajar con los chinos en este tipo de proyectos en lugar de países del G7.
Claro, cuando los funcionarios estadounidenses, europeos y japoneses hablan sobre la importancia de implementar los más altos estándares ambientales y laborales para construir infraestructura, todos en la sala asienten con la cabeza. Pero cuando los funcionarios congoleños dan a sus visitantes extranjeros las garantías requeridas de su dedicación a la seguridad de los trabajadores y la protección de la naturaleza, lo que realmente piensan es: “estos tipos simplemente no lo entienden. Todo lo que están pidiendo costará más y llevará más tiempo construirlo, lo que significa que no podremos hacer campaña al respecto”.
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