Las alarmas saltaron en agosto del pasado año. Entonces, miembros parlamentarios del Congreso Nacional Democrático (NDC por sus siglas en inglés), partido en la oposición de Ghana, presentaron un proyecto de ley que amenaza con convertir el país en uno de los más autoritarios, inseguros y represivos de todo el continente africano para la comunidad LGTBI (lesbianas, gais, trans, bisexuales e intersexuales). El borrador ha contado con significativos apoyos dentro del Gobierno.
La situación la resumen con nitidez algunos activistas. “Todos estamos en peligro”, sentencia Kwame Amankwah Afrifa, activista queer y director de la asociación en apoyo de las minorías sexuales Reflex Ghana. “Los ataques se han duplicado; temo que algunas personas se quiten la vida en lugar de ser arrestadas, humilladas y torturadas”, afirma Danny Bediako, fundador y director de Rightify Ghana, popular organización dedicada a la defensa de los derechos LGTBI. “La ley propone la violación de la prohibición de la tortura”, asevera en un informe Naciones Unidas.
El Gobierno se reserva la potestad de obligar a las personas intersexuales a someterse a una cirugía de asignación de género