Representantes de varias religiones abordan el cambio climático en la Fundación Pablo VI
Y Dios hizo al hombre (y a la mujer) a su imagen y semejanza, y le hizo custodio de su Creación, para dominarla, para protegerla… y el hombre (y la mujer) dominó la naturaleza, pero no la protegió. Destrozó bosques, contaminó ríos, exterminó razas de animales, hasta el punto de ponerse en riesgo, y arriesgar la vida de todos. Y también la del planeta.
¿Cuál es el compromiso de las religiones respecto al cambio climático? ¿Cuál su responsabilidad? ¿Qué se puede hacer, desde la misma fe que proclamó Francisco de Asís o el Génesis, para frenar el Apocalipsis medioambiental? ¿Es posible conciliar un mundo sostenible con la supervivencia de la economía, y mirando al ser humano y su sufrimiento?
A estas y otras preguntas quisieron contestar cinco hombres, moderados por una mujer (también en esto todas las religiones, no sólo la católica, tienen mucho que mejorar), convocados en la sede de la Fundación Pablo VI por numerosas instituciones: Caritas Española, CONFER, Manos Unidas, Fundación Pablo VI, Movimiento “Laudato si”, Comunidad San Egidio, Enlázate por la justicia, Justicia y Paz, REDES, Secretariado de la Subcomisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales de la Conferencia Episcopal Española; Comisión Islámica, Federación de Comunidades Judías de España, Iglesia Evangélica Española y la Iglesia Episcopal Reformada Española.
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“No queremos a gente de Camerún, pero tenemos barcos de pesca esquilmando sus costas. Hay que ver nuestra propia responsabilidad”, subrayó el pastor, quien advirtió de que los “refugiados climáticos” podrán ser miles de millones en el futuro. “Y cuando desaparezcan entre las olas las islas del Pacífico, nadie les podrá decir que se vuelvan a sus casas”.
Para Omella, “quizá no hemos cultivado suficientemente la importancia del cuidado, quizá nos habíamos olvidado, pero la realidad y la gente, y el mismo Papa nos han recordado que nos estamos jugando mucho. No somos dueños, sino administradores de lo que nos ha dado el Señor”.
“Pese a todo, hay una gran conciencia de compromiso por la creación. La juventud es muy sensible a esto”, aclaró el presidente de la CEE. «Tenemos un clamor inmenso de gente que abandonamos en el camino. Es un tema muy grave», abundó, preguntándose: “¿Cuántos años hace que el 0,7 se iba a destinar a los más pobres? ¿Cuántos países lo han hecho?”.