LA CUENCA DEL CONGO CONTIENE LA SEGUNDA SELVA MÁS GRANDE DEL MUNDO, CRUCIAL PARA REGULAR EL CLIMA MUNDIAL. DENTRO DE ÉL, UN PLAN PARA DETENER LA DEMANDA DEL BOSQUE ESTÁ RENDIENDO FRUTOS.
Con un suave tirón de su mano izquierda, Patrick Wasa-Nziabo quita docenas de granos de una mazorca secada al sol y los coloca en un gran cubo de plástico lleno de maíz amarillo limón, a sus pies descalzos.
El joven, de 31 años, está clasificando la abundante cosecha de maíz cultivado en una parcela de tierra fértil, a menos de media hora a pie de su aldea, Nkala, en lo profundo de la selva tropical de la Región, en la R D del Congo. «El maíz crece tan rápido que es difícil para nosotros procesarlo todo«, dice Wasa-Nziabo, tomando otra mazorca… la tierra aquí es tan rica que nos nutre de muchas maneras. Para nosotros, es sagrada«.
La relación de la gente de Nkala con el bosque se remonta a generaciones, pero ha cambiado recientemente de manera profunda. Siguiendo un esquema revolucionario en la República Democrática del Congo, a los 300 habitantes de Nkala se les otorgaron 4.100 hectáreas de bosque en diciembre de 2018. Estos bosques se sitúan, en su mayor parte, en la cuenca del Congo, la segunda selva tropical más grande del mundo. Esto significó, por primera vez en su historia, que la comunidad tenía el derecho legal de poseer y administrar el bosque en el que viven. Dos años después, surgieron los primeros indicios de que la propiedad comunitaria podría convertirse en una herramienta poderosa para detener el declive de la selva tropical, en la cuenca del Congo, a la vez que se alivia la pobreza en una de las regiones más destituidas del mundo.
Texto completo del artículo cedido por Bartolomé Burgos Martínez Msr.Afr/Madrid: LA CUENCA DEL CONGO CONTIENE LA SEGUNDA SELVA MÁS GRANDE DEL MUNDO (mi trabajo)
Imagen: umoya.org