Violeta Cabello Villarejo, BC3 – Basque Centre for Climate Change; Alevgul H. Sorman, BC3 – Basque Centre for Climate Change; Ester Galende Sánchez, BC3 – Basque Centre for Climate Change / 25 enero 2024 18:50 CET
A pesar de ser esenciales para lograr los cambios que se necesitan con urgencia, se les da muy poco espacio a las ciencias sociales y las humanidades en la investigación y la acción climática. Los expertos en estas áreas piden mayor reconocimiento y financiación.
La investigación sobre las personas y la sociedad (es decir, las ciencias sociales y las humanidades, CSH) es esencial para que las políticas públicas y los profesionales logren los cambios que se necesitan con urgencia para abordar los desafíos que supone el cambio climático. No en vano, la crisis climática es, fundamentalmente, una crisis social.
Sin embargo, en comparación con las ciencias técnicas y naturales (disciplinas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, STEM), en 2018 sólo alrededor del 8 % del presupuesto total de convocatorias del programa europeo de Horizonte 2020 se destinó a disciplinas CSH. De hecho, durante todo el periodo de 1990 y 2018, solo el 5,21 % de la financiación para investigación para atajar la crisis climática se destinó a investigación social. Esta disparidad se acentúa aún más en el caso del sur y del centro y este respecto a países del noroeste europeo.
¿Qué consecuencias puede tener esta infrafinanciación a la hora de proponer soluciones viables y sostenibles a la complejidad a la que nos enfrentamos como sociedades?
El proyecto europeo Social Sciences and Humanities for Climate, Energy and Transport Research Excellence (SSH CENTRE) busca fortalecer el rol y la representación de la investigación social sobre la crisis climática a través de colaboraciones inter y transdisciplinares.
Las aportaciones de las CSH en investigación y acción climática son múltiples y cada vez más relevantes. Quizá la más conocida es la de comprender y facilitar la adopción de tecnologías e innovaciones mediante trabajos de comunicación y preguntas sobre cómo se incentiva a las personas a cambiar de comportamiento o a comprar, por ejemplo, alimentos ecológicos o coches eléctricos.
Además, estas disciplinas contribuyen a elevar la ciencia para la política, a que las políticas de sostenibilidad y transición ecológica sean socialmente justas y robustas.