Los resultados han sido claros en las elecciones presidenciales de Gambia, pero las dudas de la oposición no son una buena noticia para la estabilidad de un país con una política que pende de un hilo.
Cientos de gambianos se concentraron el pasado 5 de diciembre en las puertas de la sede del Partido Democrático Unido (UDP) para protestar contra el resultado de las últimas elecciones presidenciales en Gambia, que dieron como vencedor al candidato Adama Barrow con el 53 % de los votos. Al mismo tiempo, los seguidores del ganador también celebraron en Banjul, la capital, su incontestable victoria.
Gambia tiene un sistema de votación único, en el que el electorado utiliza canicas en lugar de papeletas en las elecciones. Se trata de un sistema transparente que evita la manipulación y que fomenta una gran participación de los votantes, que en las últimas elecciones llegó a casi el 90 % del censo.
Cada votante tiene una canica que deposita en una de las urnas (tambores sellados). El número de urnas está determinado por el número de candidatos. Cada una de ellas está marcada con la fotografía de cada candidato y pintada con el color y el símbolo oficial de su partido, lo que permite que los votantes reconozcan fácilmente a su candidato preferido.