«El contacto con musulmanes concretos me ha permitido conocer personas de paz y de diálogo»
Contenido
Fray Emilio Rocha Grande ofm (Madrid, 1958) acaba de ser nombrado administrador apostólico de Tánger y, posiblemente sea el próximo arzobispo de la diócesis, aunque él, acostumbrado a la «desapropiación» franciscana, llega con la intención de «trabajar desde el primer día como si tuviera que estar aquí de manera permanente y, al mismo tiempo, con la actitud de quien puede dejar mañana mismo de estar». Eso sí, la atención a los emigrantes (a la que se dedicó en cuerpo y alma su predecesor, monseñor Agrelo) «seguirá siendo una de sus prioridades», así como el diálogo con el Islam marroquí, donde el «contacto con musulmanes concretos me ha permitido conocer personas de paz y de diálogo».
¿Quién es, como persona y como religioso, el padre Rocha?
Ante todo, y reconociendo que la ordenación presbiteral me constituye como pastor y padre en el espíritu, me siento mucho más identificado con el “fray” (hermano) tradicionalmente característico de los hermanos menores (franciscanos) que me acompaña e identifica desde que emití mi profesión temporal como fraile con 20 años.
¿Quién soy como persona y como religioso? No estoy en condiciones de separar ambas realidades, como tampoco soy capaz de no tener presente un tercer elemento: “cristiano”, que es absolutamente nuclear y el ministerio ordenado que también me configura. Soy y me siento “hombre cristiano, franciscano y sacerdote”; cada una de estas cuatro palabras se interrelaciona con las demás para constituir mi identidad personal.