

Se cumplen cuatro siglos de la muerte del jesuita Francisco Suárez. A propósito de la conmemoración, nos preguntamos si la obra de los jesuitas puede ser vista como expresión de una modernidad alternativa.
¿Qué han aportado el pensamiento y la tradición jesuita al desarrollo sociocultural de la modernidad? ¿Cuáles son sus posibilidades latentes?
Cuando nos pusimos a investigar, esas dos preguntas eran las que movían nuestra búsqueda. Pero queríamos plantearlas especialmente desde el estudio y recuperación de la obra del pensador Francisco Suárez (1548-1617) en el cuarto centenario de su muerte. Así que sintetizamos nuestras cuestiones en la siguiente duda: ¿puede la obra de los jesuitas ser vista no solo como precursora de la modernidad filosófica, política o jurídica, sino también como expresión de una modernidad alternativa?
La modernidad no es un proceso unívoco y lineal, sino que existe una pluralidad de caminos desde el Renacimiento. Estos, en cierto modo, estuvieron en pugna, porque el camino de la modernidad liberal capitalista y eurocéntrica terminó desplazando otros modos de articular la interacción social, política, económica y jurídica entre los pueblos de la sociedad global.
Las investigaciones de nuestro proyecto sobre el aporte histórico-cultural de la obra de Suárez muestran otras líneas de fuerza aparte de las que se imponen desde el siglo XVIII en el desarrollo de la cultura moderna. Esta novedad diferencia la tradición y el pensamiento jesuita de la modernidad hegemónica globalizada en los últimos siglos.
En nuestra investigación, se avanzan líneas que permiten entender la contribución de la tradición jesuita, de otra forma de construir y gobernar la globalización de las relaciones humanas, lo que podemos denominar una ética de la sociedad global.
Esta reconoce la igualdad en dignidad y diversidad cultural, que evita las lógicas meramente autorreferenciales de cada pueblo para cuidar una convivencia tanto nacional como internacional. Dicha ética también proyecta la lógica del bien común en las relaciones entre naciones. Considera que el cuidado de cada pueblo no debe estar subordinado a dinámicas de sometimiento de las periferias mundiales a un centro global.