En un nuevo discurso con tono a la vez crítico y aleccionador, el papa Francisco les marcó hoy a los miembros de la Curia romana el camino de una necesaria «humildad» como «requisito» para integrar los órganos de Gobierno de la Iglesia, para la que se necesitan «participación, comunión y misión».
En su discurso en el Palacio Apostólico vaticano, el pontífice volvió a trazar su ideal de organización puertas adentro del Gobierno de la Iglesia: «La organización que debemos implementar no es de tipo corporativa, sino evangélica», explicó a cardenales y obispos.
«Por ello, si la Palabra de Dios le recuerda al mundo entero el valor de la pobreza, nosotros, miembros de la Curia, debemos ser los primeros en comprometernos a una conversión a la sobriedad«, reclamó en esa dirección.
¿Un Dios que sólo habla a algunos?
¡“Todos” no es una palabra que pueda ser malinterpretada! El clericalismo, que como tentación serpentea a diario entre nosotros, nos hace pensar siempre en un Dios que le habla sólo a algunos, mientras que los demás sólo deben escuchar y ejecutar», añadió.
«La Curia no es sólo un instrumento logístico y burocrático para las necesidades de la Iglesia universal, sino que es el primer órgano llamado a dar testimonio, y por eso mismo adquiere más autoridad y eficacia cuando asume personalmente los retos de la conversión sinodal a la que también está llamada», planteó el pontífice en su tradicional saludo de Navidad a los religiosos que trabajan en los organismos vaticanos.