Una amiga octogenaria que ocupó altos cargos en la administración del Estado, –por méritos propios, insiste–, señala el mal que hacen al “auténtico” feminismo, algunas autoproclamadas feministas que son laboralmente incompetentes. Personalmente no tengo muy claro cuál sea el “auténtico” feminismo. Sólo constato que aquí en España, la “Ley Trans”, el status de las “Trabajadoras sexuales” y la invasión rusa de Ucrania han puesto de manifiesto los desacuerdos de forma y fondo entre los movimientos feministas. La norteamericana Ann Barr Snitow (+ 2019), activista y también analista del movimiento feminista, distinguía entre feministas “radicales” y feministas “culturales”.
En Africa, “Engendering African Social Sciences”, publicado en 1997 por la senegalesa Fatou Sow (junto a Ayesha M. Imam y Amina Mama), profesora en la universidad Chreikh Anta Diop de Dakar e investigadora del CNRS en la Universidad Paris Diderot, contribuyó mucho a lo que su título indica, “Hacer que las Ciencias Sociales africanas se ocupen de Género”. Fatou Sow distingue entre los “movimientos femeninos” (o de mujeres), activos ya en la época colonial, en los que las asociaciones de mujeres han perseguido y alcanzado objetivos concretos, y “movimientos feministas”, más contemporáneos y preocupados por las relaciones de género, los sistemas patriarcales y las consecuencias del neoliberalismo actual en las condiciones de vida de la mujer.
Artículo completo: Feminista practicante-Echeverría