La entrada de miles de jóvenes marroquíes ilegalmente en la ciudad española de Ceuta desde el 18 de mayo tiene una larga gestación. Promovida por el gobierno marroquí tras el ingreso del líder del Frente Polisario Brahim Ghali en un hospital de la ciudad española de Logroño para ser tratado de COVID, presionaba para que España siguiera la senda marcada por Estados Unidos.
En diciembre pasado el presidente Donald Trump firmó el reconocimiento del Sáhara Occidental como territorio marroquí. Trump ignoraba todas las disposiciones de la ONU que incluían la organización de un referéndum.
Como catalizador Previamente Marruecos reconoció y estableció relaciones diplomáticas plenas con Israel.
Lo explica en este vídeo el investigador del CIDOB de Barcelona Eduard Soler i Lecha.
Para Soler los vientos de confrontación incluso militar estarían lejos.
El gobierno de Angela Merkel aseguró que la posición de Alemania respecto al Sahara Occidental no ha cambiado y reiteró el llamamiento para la intervención de un enviado especial de la ONU. Marruecos como respuesta paralizó su proyecto de hidrógeno verde como fuente de energía ecológica con Alemania y anunció que cortaba la cooperación antiterrorista. Alemania rechazó todo amago de lo que el secretario de Estado para Europa Michael Roth definió como chantaje.