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Los primeros recuerdos de Sungi Mlengeya con la pintura son los retratos que le hacía a su madre cuando vivía en el Serengeti, el primer parque nacional de Tanzania. “Por supuesto, ella decía que mis dibujos no se le parecían en nada”, reconoce en una entrevista para Wiriko, tras elegir una de sus ilustraciones (Cuatro amigas, 2020) como imagen de la novena temporada del magacín. Sin embargo, Mlengeya discrepaba con la crítica materna y recuerda cómo de niña estaba convencida de haber capturado la esencia de su modelo a la perfección. “Tal vez por eso hago retratos, porque me permiten capturar las personalidades de los sujetos que dibujo”, reflexiona. Sin embargo, a la hora de hablar de lo que pinta en su conjunto, ella lo describe como una celebración de los cuerpos de las mujeres negras. Ellas son las absolutas protagonistas de sus pinturas desde hace dos años, cuando decide simplificar aún más su sobrio estilo para recrear en la inmensidad del lienzo en blanco un espacio desprovisto de realidades encorsetadas, donde ensalzar las versiones más auténticas de las mujeres que pinta y donde el acto de dejar ser se reconozca como la mayor muestra de libertad.
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