KAMPALA / MUBENDE – Han pasado dos meses desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró a Uganda libre del último brote del virus del Ébola, que provocó la muerte de 55 personas.
Uganda aplicó medidas de salud pública para acabar con el brote, pero a falta de vacunas y terapias, se cierne la amenaza de un próximo brote.
Los científicos aún no han encontrado respuestas a preguntas como ¿quién fue la primera persona infectada? O en el caso índice, el primario, ¿con qué reservorio vírico entró en contacto ese paciente?
“No tenemos respuestas a esas preguntas. Y, sinceramente, esperamos que Uganda nos proporcione a nosotros y al mundo esas respuestas”, dice a IPS Emmy Bore, directora de programa de la División de Protección de la Salud Mundial de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) en este país de África oriental.
Explicó que “en todos los brotes de ébola a los que hemos respondido, en África Occidental y en la República Democrática del Congo, se ha intentado rastrear las raíces hasta la primera persona que se infectó”.
Eso es fundamental, añadió Bore, porque “cuando se averigua adónde fue esa persona y qué comió, se puede descubrir cómo consiguió contraer el virus”.
Pero el problema es “que en la mayoría de los brotes, no sucede así”, sentenció la experta.