El tenso arranque de 2024 parece un aviso de lo que está por venir. El año ha empezado con un serio riesgo de escalada regional en Oriente Próximo y una amenaza directa al comercio global por los ataques hutíes en el mar Rojo. Son dos señales de que 2024 será complicado en los planos geopolítico y económico, especialmente para Occidente.
Pero también lo será en lo político: este es el año con más elecciones de la historia. Se votará en 78 países, que suponen más de la mitad de la población mundial, incluidos grandes potencias como Estados Unidos, India o la Unión Europea. Aunque no todas las votaciones podrán considerarse democráticas, algunas de ellas son muy inciertas y tienen el potencial de influir en el panorama global.
La principal amenaza será una escalada regional provocada por la guerra de Gaza. Tres meses después de los ataques de Hamás, la ocupación israelí de la Franja sigue causando una enorme destrucción y la muerte de decenas de miles de palestinos en la Franja. Pero el conflicto ya se ha extendido a las costas de Yemen y amenaza con desencadenar una guerra regional que involucre a Hezbolá y otros aliados de Irán.
La guerra en la Franja continuará al menos seis meses más, aunque el Ejército israelí dice que sus operaciones podrían durar hasta dos años. Por tanto, la ocupación militar de Gaza no acabará este año. Pero sí se definirá cuál es el proyecto israelí para el territorio. Pese a que no parece haber consenso ni en el mismo Gobierno, ganan peso las voces más radicales, que piden la limpieza étnica de la Franja mientras sigue la colonización israelí de Cisjordania.
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2024 continuará la tendencia que venimos viendo desde la pandemia: el mundo se vuelve más convulso y polarizado, menos abierto, más violento. Los Juegos Olímpicos de París, a finales de julio, serán un escaparate para estas tensiones geopolíticas. Probablemente se oirán críticas a la participación de Rusia e Israel, probando una vez más que la cita olímpica siempre ha sido tan política como deportiva.