En el Día Mundial de la Libertad de Prensa no solo recordamos el reciente asesinato de dos periodista españoles en Burkina Faso, David Beriain y Roberto Fraile, también ponemos de manifiesto la desinformación sufrida durante 2020 y las dificultades con las que, con el pretexto de la pandemia, han trabajado muchos informadores .
Hace exactamente treinta años, Whindoeck –capital de Namibia– acogía la conferencia de la UNESCO que concluía con la adopción de la Declaración para el Desarrollo de una Prensa Libre, Independiente y Pluralista. El documento vincula directamente la vigencia de una democracia plena con la existencia de unos medios de comunicación que realicen su labor en total libertad, sin control por parte de los poderes públicos ni monopolios que restrinjan su pluralidad. Desde aquel 3 de mayo de 1991, cada año se conmemora en esta jornada el Día Mundial de la Libertad de Prensa.
El último año no ha sido bueno para la prensa. Hace pocos días eran asesinados dos periodistas españoles en Burkina Faso tras el asalto de un grupo de hombres armados al convoy en el que viajaban. Los reporteros habían acudido al parque nacional de Arli para rodar un documental sobre la lucha contra la caza furtiva.