Edward Armstrong, Universidad de Helsinki / 10 enero 2024 15:39 CET
El desierto del Sahara es verde y vegetado cada 21.000 años. Un modelo climático muestra por qué.
La Meseta de Tassili N’Ajjer en Argelia es el parque nacional más grande de África. Entre sus vastas formaciones de arenisca se encuentra quizás el museo de arte más grande del mundo. Allí se exponen más de 15.000 grabados y pinturas, algunos de los cuales datan de 11.000 años según técnicas de datación científica, y constituyen un referente etnológico y climatológico único en la región.
Curiosamente, estas imágenes no representan el paisaje árido que se encuentra hoy en Tassili N’Ajjer. Al contrario, representan una sabana viva poblada por elefantes, jirafas, rinocerontes e hipopótamos. Estas obras de arte rupestre constituyen un importante testimonio de las condiciones ambientales que prevalecían en el Sahara, el desierto cálido más grande del mundo.
Estas imágenes ilustran un período, hace aproximadamente 6.000 a 11.000 años, llamado Sahara Verde o Período Húmedo del Norte de África. Existe amplia evidencia climatológica de que durante este período el Sahara albergaba ecosistemas de sabana boscosa y numerosos ríos y lagos en lo que hoy es Libia, Níger, Chad y Mali.
Este reverdecimiento del Sahara no ocurrió sólo una vez. Utilizando sedimentos marinos y lacustres, los científicos han identificado más de 230 de estos reverdecimientos que ocurrieron aproximadamente cada 21.000 años durante los últimos ocho millones de años. Estos reverdecimientos crearon corredores de vegetación que influyeron en la distribución y evolución de las especies, incluidas las migraciones de humanos antiguos fuera de África.