Por Rafael Cereceda
Una ciudad de hielo flotante. El gigantesco iceberg A-68, que se desprendió de la plataforma Larsen de la Antártida en el año 2017, se ha decidido a salir a mar abierto después de estos años de relativa calma.
Levantó mucha expectación cuando fue detectado. No es para menos, con sus 5.800 km2, casi dos veces la talla de Buenos Aires, más de cuatro veces la talla de Madrid. Algunos científicos bromearon con el comienzo del ‘bergxit’.
Sin embargo desde entonces no había hecho grandes movimientos. Giró perezosamente y se movió poco a poco a lo largo de la Península Antártica, pero sin grandes aspavientos. Ahora, en pleno verano austral, ha alcanzado mar abierto como muestran las imágenes de los satélites del programa Copernicus compartidas por la Agencia Espacial Europea.