Desamparo

Cuando aún estábamos conmocionados por Marruecos, el Ciclón Daniel arrasó el noreste de Libia. Las desgracias se acumulan. Soraya sigue en Marruecos informando en medios (no os perdáis el hilo que vamos actualizando) y yo escribí sobre la maldición de la ciudad libia de Derna en El Confidencial.

Esta semana hablamos de todo eso, pero queremos presentarte antes a una persona importante: ¡Juanita Herrera se une al equipo de África Mundi! Juanita es nuestra primera estudiante en prácticas, que comienza esta semana. La leeréis por nuestras páginas, sobre todo en la sección de Anaquel de literatura, pero para que os vayáis familiarizando con ella.

El caos dentro del caos

En Libia nadie sabe cuánta gente ha muerto arrastrada por las aguas del Ciclón Daniel. La ONU dice que son 11.300 fallecidos, citando a la Media Luna Roja Libia, que lo desmiente y pide indicar cifras oficiales, que según el ministro de aviación del gobierno del este del país, Hichem Abu Chkiouat, eran de al menos 5.300 muertos, pero según el ministro de salud de su mismo gobierno, Othman Abdeljalil, es de 3.166.

Tampoco se sabe cuanta gente falta por encontrar, por mucho que se repita la cifra de 10.000 personas, ni cuanta gente ha huido, que la Organización Internacional de Migración calcula en 40.000 personas. El baile de cifras es solo la muestra más evidente del desastre de gestión. Derna está en el este, pero la ONU solo reconoce al gobierno del oeste, por lo que toda ayuda oficial debe pasar por allí. En medio de una catástrofe, tener dos gobiernos en Libia, no ayuda, y tampoco que los militares estén escudriñando a los rescatistas para asegurarse que todo va cómo ellos quieren.

Esto ya lo hemos vivido en la otra gran catástrofe, la del terremoto de Marruecos. Allí se ha sido también selecto para escoger la ayuda internacional, negándosela a países como Francia, por ejemplo. Mientras, el gobierno intenta frenar las críticas a un rey que no le gusta gobernar, pero sí mandar, que tardó más de 24 h en volver a su país y que con la falta de directrices que deja allí, ya hay más de 3.000 muertos. Son los marroquís los que se ayudan entre ellos mientras todos abandonan la región y dejan en silencio el lugar al que ahora llegan las lluvias para embarrarlo todo más.

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