«Cuando somos viejos no podemos hacer lo mismo que hacíamos cuando éramos jóvenes». Esta declaración del papa Francisco el miércoles 15 de junio, durante una audiencia general dedicada a los ancianos, cobró un significado especial, ya que el papa ha cancelado algunos compromisos en las últimas semanas debido a sus dolores de rodilla. Los últimos han sido el viaje previsto a la República Democrática del Congo y a Sudán del Sur a principios de julio, cuya posposición fue anunciada por el Vaticano el viernes 10 de junio, así como la celebración del Corpus Christi, prevista para el jueves 16 de junio.
«El cuerpo tiene otro ritmo, y debemos escuchar el cuerpo y aceptar los límites», continuó el papa. «Todos los tenemos. También yo tengo que ir ahora con el bastón». Desde hace varias semanas, el papa dedica su audiencia semanal, celebrada cada miércoles en la Plaza de San Pedro, a los ancianos.
«Aprender a purificar el deseo»
«Por eso es necesario aprender a purificar el deseo: tener paciencia, elegir qué pedir al cuerpo y a la vida», subrayó el papa. «La enfermedad pesa sobre los ancianos de una manera diferente y nueva que cuando uno es joven o adulto», dijo. «Es como un golpe duro que se abate en un momento ya difícil. La enfermedad del anciano parece acelerar la muerte y en todo caso disminuir ese tiempo de vida que ya consideramos breve».
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