Para comenzar, esto es lo que tres periódicos más bien serios han publicado este fin de semana: “La embajada de EE UU alertó en 2018 de que el laboratorio de Wuhan podía ser el foco de otra pandemia. El Instituto WIV recibió ayuda de diplomáticos y científicos estadounidenses, que alertaron del riesgo de su trabajo con murciélagos, según un artículo de “The Washington Post” (La Razón). “El virólogo jefe de Wuhan niega categóricamente que el coronavirus saliera de sus laboratorios” (El País). “Los científicos coinciden en que el virus no fue diseñado en Wuhan pero el secretismo chino no ayuda a despejar dudas” (La Vanguardia). Como leña al fuego ha sido la última intervención de Trump amenazando con graves consecuencias (sin especificar) si se prueba que el Covid19 habría salido de Wuhan a sabiendas de las autoridades chinas. Así que ya pocos mencionan al pangolín, ese pequeño mamífero placentario cuyas escamas son muy demandadas por la medicina tradicional china para el tratamiento de remedios como el reumatismo o el asma, y en el que el Covid19 habría mutado a los humanos en el conocido “mercado húmedo” de animales vivos y muertos para consumo humano de Wuhan.
José Ramón Echeverría p.b
Pamplona, 19 de abril-2020
Artículo completo: Hay perros y perros