El impacto económico del COVID-19 durante este año elevará a 265 millones el número de personas expuestas al hambre extrema.
Cuando la pandemia apenas despliega sus tentáculos en África, y cuando baja hacia otros rumbos de América Latina, golpeados por la pobreza extrema, o se posa sobre la India o los países en guerra de Medio Oriente, el grito de muchos hombres, mujeres y niños es el mismo: “Preferimos enfrentar el virus que morir todos de hambre”.