“A la madre naturaleza no le importa de dónde vienen las emisiones”, aseguró John Kerry en Dakar el pasado septiembre. El primer enviado especial de Estados Unidos para el clima asistía a la Conferencia Ministerial Africana sobre Medio Ambiente. Quiso enfatizar que África debía ayudar a reducir las emisiones globales, pero su mensaje se le volvió en contra rumbo a la conferencia de la ONU sobre el cambio climático en Egipto (COP 27) del 6 al 18 de noviembre.
Cerca de la capital senegalesa, la empresa estadounidense Kosmos Energy participa en proyectos de gas y petróleo. El presidente Macky Sall le contestó a Kerry que cortar la financiación a estos proyectos sería un “golpe fatídico” para el país. El Gobierno espera que el sector contribuya un 6% a la economía nacional y que potencie el crecimiento para 2023 por encima de los dobles dígitos. La Alianza Panafricana por la Justicia Climática criticó las palabras del político estadounidense y le acusó de estar allí por “relaciones públicas”. Estados Unidos es el país que más contamina, con un 25% de las emisiones de carbono globales, mientras que los 55 países de África suman un 2,88%.