BRUSELAS – El nuevo pacto europeo sobre migración y asilo, que reparte responsabilidades entre 27 Estados del continente, fue aplaudido por la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y, a la vez, severamente criticado por organizaciones humanitarias que claman por más protección a los migrantes.
Filippo Grandi, alto comisionado de la ONU para los refugiados, felicitó a la Unión Europea (UE) y a su Comisión ejecutiva por “dar un paso en la dirección correcta” al reformar su sistema migratorio conjunto, el cual “promete un enfoque innovador y unificado para abordar las solicitudes de asilo”.
“Es un paso muy positivo. Ahora hay que implementarlo. La oficina de Acnur está lista para asesorar y apoyar”, dijo Grandi.
En cambio, activistas como Eve Geddie, directora de la oficina de Amnistía Internacional (AI) ante las instituciones europeas, consideró que “este acuerdo hará retroceder durante decenios el derecho de asilo europeo”.
El acuerdo “está concebido para dificultar el acceso de las personas a la seguridad. Su resultado probable es un aumento del sufrimiento en cada paso del viaje de quienes busquen asilo en la UE”, dijo Geddie.
La médula del pacto, un conjunto de políticas y regulaciones con el objetivo de establecer un proceso de migración y asilo “justo, eficiente y sostenible”, está en distribuir de forma más equitativa en todos los países del bloque europeo a los migrantes que arriban principalmente a los países del sur del continente.
“El pacto da el pistoletazo de salida a un sistema que probablemente concentrará a miles de personas, incluidos niños, en detención de facto en las fronteras exteriores de la Unión Europea”: Alberto Ares.
Los 27 países de la Unión suman 4,2 millones de kilómetros cuadrados y 448 millones de habitantes, siendo los sureños España, Italia, Malta y Grecia una especie de puerta de entrada a la migración que llega principalmente desde África y Asia.
Según la Agencia Europea de Guardia de Fronteras y Costas (Frontex), entre enero y noviembre de este año los cruces fronterizos irregulares hacia la UE fueron 355 300, más que en todo 2022 y la cifra más alta desde 2016.
El Mediterráneo central fue la ruta más transitada, con 152 200 detecciones notificadas, seguida de los Balcanes occidentales, el Canal de la Mancha (ambos lados), el Mediterráneo oriental, África noroccidental y el Mediterráneo occidental.
Los cruces marítimos conllevan explotación, trata de personas y riesgo de muerte en los barquichuelos o botes de goma en los que se aventuran los migrantes.






