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Fiducia supplicans: «No es lo que cambia, sino el pánico a los pasos que puedan seguir»

«Ni desde el CIC, ni desde la oficina se entiende ni ve la necesidad de los mismos, sí desde la práctica pastoral»

 

Francisco ha mostrado no solo la “misericordia de Dios”, que acepta y acoge a todos, sino la necesidad de que la actual legislación eclesial cambie. Que se den reales y concretos pasos para que esas personas sientan que, verdaderamente, no solo Dios sino la Iglesia en su legislación y su práctica concretas, los reconocen personas normales y con todos sus derechos.

Se cuida muy bien de dos cosas: de que nadie pueda decir que se dan pasos hacia la consideración de esas “situaciones irregulares de pareja” como sacramento y de que no haya ningún rito establecido para que las “bendiciones” otorgadas se vean como pasos que puedan equiparar o conducir a pensar en ello, que no confunda o pueda confundir a nadie

 

Enorme revuelo se ha armado en la iglesia a propósito de la declaración Fiduci supplicans, publicada por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe y firmada por el papa FranciscoEl Dicasterio está presidido por el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Víctor Manuel Fernandez, quien fuera contestado severamente por el sector más conservador de la Iglesia desde el momento de su nombramiento como Prefecto de tal Dicasterio (antiguamente llamado “el Santo Oficio”). Sinceramente fue uno de los pasos más audaces del actual Papa en la Reforma de la Curia. Paso que otros muchos agradecemos.

Ahora, al publicarse la Declaración, las reacciones en contra no se han hecho esperar. Veamos algunas cuestiones de fondo:

  1. El documento explícitamente trata sobre “las bendiciones a las parejas en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo”, no de otra cosa.
  2. Deja muy claro desde el comienzo, en la Presentación del documento, que no se modifica en nada la doctrina tradicional de la iglesia en un doble sentido: ni se acepta que esas bendiciones tengan ningún tipo de carácter sacramental, ni se acepta la impresión de ningún tipo de ritual que pueda llevar a tal confusión por parte de obispos o de las mismas Conferencias Episcopales.

Se trata, pues, de simples bendiciones ad hoc ¿Por qué entonces se armó tal revuelo? Simple y llanamente por la cerrazón y el miedo, el temor -tal vez pánico- a que, a éstos, siguieran otros pasos. Pero es más importante lo que está debajo. Quiero ver un poco por separados los dos tipos de situaciones que se afrontan:

1º El tema de las parejas en “situación irregular”. Quizás es bueno que lo concretemos en parejas que a) son simplemente “convivientes” (no han formalizado aún su matrimonio religioso). En América Latina tenemos un porcentaje elevadísimo y por razones muy variadas:

-el “servinakuy” muy practicado en el Sur Andino Peruano (y muy mal llamado “matrimonio de prueba” ¡que no lo es!, sino que es un “matrimonio en proceso”) y que normalmente terminará en el matrimonio religioso (en expresión radical de algunos cristianos “matrimonio como gente”). Por desgracia, nos hemos acostumbrado a que el sacramento se dé en un lugar y un momento y se ligue a la bendición de alguien que ni es ministro, sino un testigo ¿no sería más lógico e importante considerar el matrimonio como un proceso que comienza antes del rito y que sigue después?

(…)

2º Las “parejas del mismo sexo”, los reconocidos socialmente como LGBTQ

Por mucho tiempo se aceptó socialmente que la atracción por el mismo sexo (los reconocidos homosexuales, gays, lesbianas…) era, en el mejor de los casos, una enfermedad. Y para ello, también desde la Iglesia, se aplicaba distinto tratamiento con el fin de poder “curarla”. Hoy cada vez es más frecuente el reconocimiento que -desde el nacimiento- hay más de una inclinación u opción sexual, que es “normal” la atracción del mismo sexo. En consecuencia, cada vez es más frecuente el “matrimonio de parejas del mismo sexo”, está reglamentado en el código civil de muchos y distintos países y crece la conciencia general de que esas personas tienen todo el derecho a reclamarlo como normal y legal ¡Esa es la tendencia! (Incluida la adopción legal de hijos, ya que la práctica demuestra que ningún caso reúne certeza de una buena crianza y educación, o lo contrario).

Obviamente, muchos se consideran y son verdaderos cristianos y piden a la Iglesia -al menos- una bendición para su amor de pareja. Los sacerdotes somos testigos también de las dos cosas: de esa realidad, cada vez más frecuente en la medida que se hace más pública y normal esa relación irregular, y del sufrimiento que muchas personas tienen que pasar al verse marginadas y discriminadas (peor aún, muchas veces heridas por burlas, desprecios, chistes inapropiados y un largo etc). Lógico y normal que, insistentemente, hayan reclamado a la Iglesia un cambio de actitud en la práctica.

 

Para seguir leyendo: https://www.religiondigital.org/opinion/bendiciones-homosexuales-parejas-peru-fiducia-supplicans_0_2627437244.html?utm_source=newsletter&utm_medium=email&utm_campaign=estas_son_las_principales_noticias_del_dia_en_religion_digital&utm_term=2023-12-28


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Manolo Fernández