Aunque las economías de África se enfrentaron a la incertidumbre en 2022, ya que las conmociones económicas y mundiales pesaron sobre la recuperación posterior a la pandemia de la COVID-19, las iniciativas de comercio intrarregional y financiación climática están ayudando a trazar un rumbo hacia un desarrollo más sostenible.
Reflejando las tendencias mundiales, se espera que el crecimiento en toda la región se desacelere del 4,7% en 2021 al 3,6% en 2022, según las perspectivas económicas regionales del FMI para el África subsahariana.
La seguridad alimentaria se ha convertido en una preocupación central para muchas naciones africanas, especialmente debido a los altos precios de los productos básicos, la invasión en curso de Rusia a Ucrania y los desastres naturales inducidos por el cambio climático amenazan el suministro de alimentos.
Las inundaciones en África occidental entre junio y noviembre pusieron de relieve la vulnerabilidad del continente al impacto del cambio climático, desplazando a alrededor de 1,4 millones de personas y dañando más de 500.000 hectáreas de tierras de cultivo.
A pesar de estos obstáculos, en 2022 se vio un aumento en la cooperación regional en comercio y una participación geopolítica más amplia, así como planes de diversificación económica y esfuerzos para cerrar la brecha financiera en apoyo de la transición energética y la preservación de los recursos naturales sustanciales del continente.
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