5º domingo B — 11 julio 2021
Amós 7,12-15 — Efesios 1,3-14 — Marcos 6,7-13
“Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más”. Meditando este texto, me ha venido a la mente la iglesia alemana. Está siguiendo estos días «un camino sinodal» (truco semántico para evitar el término sínodo, para el que hay reglas bastante precisas). El escándalo de la pedofilia ha sido el motivo alegado para cuestionarse y ponerse en camino. Pero está claro que había que contextualizar la crisis y, una vez en camino, la Asamblea alemana ha querido examinar otras cuestiones, sin duda menos urgentes, pero también muy importantes. Por ejemplo, las relaciones en la comunidad cristiana entre el pueblo y las autoridades. Oficialmente todos los bautizados son iguales, pero en la práctica, algunos, el clero, se sienten a menudo «más iguales que otros». O la cuestión del lugar de la mujer en la Iglesia.
Las autoridades (hombres ordenados) argumentan que Jesús escogió sólo a hombres como apóstoles, lo que indicaría la voluntad de Jesús para el futuro de la comunidad. Pero Jesús escogió sólo a judíos galileos, los únicos que, siguiendo esa lógica, serían entonces aptos para recibir el sacerdocio. En el siglo I, la transformación de la Iglesia de judía a «universal» («europea» más bien), casi la hizo hundirse. Se consiguió gracias a los esfuerzos de Pablo y la aprobación algo a regañadientes de Pedro. Desde el Concilio Vaticano II ha estado tratando de convertirse en verdaderamente universal, sin tener demasiado éxito por el momento, incluso si el Papa Francisco parece haber acelerado esa evolución. Y hoy, ya se le está exigiendo que abandone su marco estrictamente patriarcal. Es todo eso lo que la Iglesia alemana quiere poner sobre el tapete, suscitando la oposición cada vez más explícita de ciertos círculos romanos y de obispos de varios países.
Texto completo: 15ºOrdinarioB-Echeverría