Por Jose Ramon Lopez | Ene 29, 2021
Somos una máquina perfecta hecha por Dios. No hay ninguna otra con posibilidad de comparación. Nuestros ojos, nuestras orejas, nuestras piernas, nuestro corazón, nuestros pulmones…, son elementos maravillosos engranados a la perfección.
Lo importante no solo es asombrarse ante esta maravilla, sino que al finalizar la lectura de estas letras sencillas, puedas descubrir y valorar el milagro que es, lo afortunados que somos de estar vivos y lo maravilloso que sería que reconozcamos que todas y cada una de las etapas que hemos de atravesar hasta llegar al fin de la vida, con experiencias -afortunadas o no- son valiosas y necesarias. Reconocerlas, aceptarlas, te permitirán aprender a envejecer y vivir en plenitud.
Es por ello que te propongo estas preguntas que pueden ayudar a la reflexión individual y grupal:
1. ¿Qué significa para mí vivir en comunidad?
2. ¿Me puede ayudar la comunidad a que realice un cambio en positivo? ¿Cómo?
3. ¿Cuáles son mis “yo ya…”?
4. ¿Qué puedo hacer para envejecer mejor?
5. Con respecto a las enfermedades con las que tengo que convivir:
¡Que la reflexión sea fructífera!