Una economía al servicio de la persona
Hoy celebramos San José Obrero, patrón de los trabajadores, fecha que coincide con el Día Mundial del Trabajo. El hecho que este año esta fiesta coincidiera en domingo me pedía una reflexión sobre el valor humano y cristiano del trabajo.
«El trabajo es dignidad», dice a menudo el papa Francisco. Este mismo lema ya nos da la pista para situar el trabajo en el contexto del humanismo cristiano. El grave problema actual es su escasez y la precariedad de las condiciones de trabajo, que afectan a un sector importante de la población en edad de trabajar.
El trabajo es un derecho fundamental, pero a muchas personas se les ha arrebatado. Muchos ciudadanos desesperados que están en paro llaman a la puerta de las parroquias y lo único que piden es tener un trabajo digno que les permita salir adelante, sobre todo, en el caso de las familias vulnerables. Desde las Cáritas diocesanas y parroquiales se acogen y acompañan a estas personas marcadas por el sufrimiento y la angustia.