Hoy hablamos de Sudáfrica y su torpe acercamiento a Rusia
Esta semana, el embajador de Estados Unidos en Sudáfrica acusó al gobierno del país de dar armas y munición para Rusia que han sido utilizados en la guerra de Ucrania. Cuando lo leí pensé: wow, poca broma la acusación. Y daba detalles: que fue del 6 al 8 de diciembre en la base naval de Simon Town, donde hubo un carguero ruso. Pero poco más. Total, que salió el Ejecutivo liderado por Cyril Ramaphosa a negarlo, diciendo que no había registros aprobados por ellos y que de todas maneras lo investigarían.
Al día siguiente hablaron por teléfono el responsable de exteriores estadounidense, Anthony Blinken, y su homóloga sudafricana, Nalendi Pandor, que había llamado a filas al embajador que había hecho esa acusación. Dos días después, Ramaphosa llamó a Volodímir Zelenski para asegurarle su posición de “no alineación” en el conflicto y su respeto por la ley internacional. Ayer, el presidente sudafricano reafirmó que no tienen favoritismos hacia Rusia. Pero, ¿los tienen?
La realidad hoy es que Rusia siempre ha sido un socio fiable del Congreso Nacional Africano. Desde su etapa de movimiento de liberación bebían de la Unión Soviética y se apoyaron en ella, mientras que Estados Unidos durante muchos años apoyaba al gobierno del apartheid, aunque solo fuera por temor a un expansionismo soviético.
La caída de la Unión Soviética y la entrada del CNA al poder hizo que entablaran buenas relaciones con Occidente, un equilibrio que les ha permitido llegar hasta donde están hoy. Ahora: la realidad es que el gobierno sudafricano es buen amigo de Rusia, más que de Estados Unidos. Forman parte juntos de los BRICS, en cuyo marco han permitido maniobras navales rusas este año en aguas sudafricanas e incluso debatirán en una cumbre en agosto de una moneda conjunta contra el dólar, aunque a Sudáfrica no le llama tanto.
Que Estados Unidos haya acusado de esa manera a Sudáfrica no es baladí. Es un aviso tras los acercamientos a Rusia, incluido el anuncio y posterior marcha atrás de retirarse de la Corte Penal Internacional semanas después de que esta mandara una orden de arresto a Vladímir Putin que obligaría al gobierno de Pretoria a arrestarle si va a la cumbre de los BRICS. El siguiente desafío podría ser si se le ocurre ir en persona a Putin. Nosotros ya te contamos que Sudáfrica no le detendría, estaría por ver que decide la Administración Biden.