«El racismo existe en todo el mundo, no sólo en España. Pido a la gente que piensen más, que tienen familia e hijos. Todos los humanos somos iguales, hay que pensar más las cosas antes de hacerlas». Las palabras son de Cheikh Sarr, un portero del Rayo Majadahonda. El 30 de marzo le metieron el 2-1 en Sestao y un energúmeno decidió que se sentía con la libertad de gritarle: “Negro de mierda, puto negro». Sarr saltó a la grada y le agarró de la pechera.
El revuelo que se ha montado luego ha sido increíble. La Guardia Civil fue a verle para tomarle declaración, la federación le ha sancionado con dos partidos, el señor racista le ha denunciado por agresión y su equipo encima perdió ese partido 3-0 por retirarse y no volver a jugar. Vamos, que en rueda de prensa tuvo que salir a pedir perdón y todo: “Me jode muchísimo tener que pedir perdón”, dijo.
Unos días después se hizo viral el vídeo de dos policías apaleando para reducir a dos hombres negros indefensos. Mi amigo Prince me lo pasó por WhatsApp y me contaba que había llegado hasta Kenia: “Ha provocado mucho debate. Yo no tuve mala experiencia con la policía en España, pero ahora todo el mundo me envía mensajes preguntándome si la policía española es tan mala”, me escribió.
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