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¿Qué entendemos por desarrollo sostenible y justo?

El desarrollo sostenible y justo puede definirse como aquel que busca satisfacer las necesidades de la generación actual sin comprometer las de las generaciones futuras. Este desarrollo exige que asumamos una mayor responsabilidad en la gestión de lo que nos ha sido confiado por la humanidad o el Creador: los recursos naturales. El futuro de la próxima generación depende de cómo gestionemos el presente.

Vitus Danaa Abobo/Mafrome

¿Cuáles son los desafíos prácticos del desarrollo sostenible y justo a nivel local?

Los desafíos del desarrollo sostenible y justo se dan en diferentes niveles: social, político, económico, administrativo y cultural.

A nivel social, la búsqueda del interés propio es una herramienta que podría destruir el desarrollo sostenible y justo. El mundo actual valora el éxito individual en detrimento del desarrollo comunitario. Necesitamos personas comprometidas con el desarrollo sostenible y justo, personas capacitadas para evitar que la lógica de la supervivencia personal sabotee las esperanzas de prosperidad económica de todos.

A nivel político, la ineficacia de ciertas personas en puestos estratégicos de la sociedad socava la capacidad del Estado o de las instituciones privadas. Fomenta un clima en el que estos líderes toman decisiones a corto plazo o para enriquecerse sin considerar las consecuencias económicas a largo plazo para las generaciones futuras. Por lo tanto, los efectos económicos de este tipo de comportamiento o gobierno se pueden medir por el desperdicio de recursos disponibles y el desincentivo a la inversión productiva.

De nuestras observaciones, se desprende claramente que el poder de cualquier titular de autoridad pública, desde el funcionario de menor rango hasta el ministro, tiende a gestionarse de forma que maximice el beneficio público y privado de su posición de autoridad y los recursos asociados a ella. A menudo nos vemos abrumados por nuestras costumbres y valores morales, que obstaculizan ciertas decisiones que favorecen un desarrollo justo y sostenible.

¿Existen iniciativas gubernamentales en su zona pastoral que fomenten un desarrollo sostenible y justo desde la base?

En Ruanda, cualquier proyecto de carácter social que busque mejorar el nivel de vida de la población es valorado y apoyado por el gobierno, lo que facilita la obtención de permisos de construcción para obras sociales y el apoyo de las autoridades gubernamentales para todos los proyectos de carácter social. Por ejemplo, una vez recibí en mi oficina a las autoridades del ayuntamiento. Refiriéndose a nuestro Centro de Misión de Lavigerie, me dijeron: «Padre, usted ama a nuestro país y al pueblo ruandés con inmensidad, porque nadie llevaría a cabo un proyecto así sin amar al país». Existe colaboración entre las autoridades locales en este ámbito.

¿Qué podemos hacer, como testigos del Evangelio, para promover un desarrollo sostenible y justo a nivel local?

El desarrollo sostenible y justo está en consonancia con el Evangelio. Por eso, nuestros predecesores en la misión, al llegar a un lugar determinado para la evangelización, automáticamente realizaban obras sociales, como la construcción de escuelas, centros de salud y centros de formación profesional, una vez establecida la iglesia parroquial. Se nos invita a no perder de vista este aspecto del desarrollo humano.

¿Cómo puede el Evangelio fomentar un desarrollo sostenible y justo a nivel local?

La auténtica evangelización cristiana debe ser verdaderamente liberadora para que la acción de la Iglesia se mantenga fiel al Evangelio. Debemos dar testimonio de nuestra fe en la vida social mediante actividades caritativas: proyectos de desarrollo que promuevan la justicia social. En este sentido, san Ireneo afirmó que la gloria de Dios es el hombre plenamente vivo. Nuestra preocupación por las realidades celestiales y nuestra búsqueda del Reino no deben hacernos olvidar que debemos vivir plenamente nuestra humanidad en esta tierra.

El Evangelio recomienda la convivencia fraterna en la comunidad. Si queremos vivir con los demás, debemos preocuparnos por ellos. Cuidar de los necesitados y ayudarnos mutuamente cuando sea necesario implica necesidades materiales, psicológicas, familiares y sociales. El Evangelio nos permite ver las situaciones como momentos históricos que debemos vivir bajo la mirada atenta de Dios. Cada situación tiene su lugar único en la historia humana, que puede conducir a la redención cuando aprovechamos la oportunidad de hacer fructificar nuestros talentos al servicio de la comunidad para un desarrollo sostenible y justo, o al pecado cuando no hacemos nada para cambiar el entorno en el que vivimos.

Así es como Jesús ve su misión. El plan de Dios para la humanidad va más allá de la caridad. Lo que Dios espera de nosotros es más que una conversión de corazones; es necesario que entre en juego un estilo de vida diferente: el desarrollo integral del ser humano. San Juan Pablo II dijo: «Debemos transformar los corazones, pero también debemos eliminar las estructuras del pecado, esos mecanismos sociales que mantienen la injusticia» (cf. SRS n.º 36).

Nuestras acciones deben ser la levadura del mundo a la luz del Evangelio. Debemos esforzarnos por encontrar respuestas evangélicas a los problemas sociales actuales. ¡Nuestra credibilidad está en juego!

La tarea del desarrollo humano debe, por lo tanto, considerarse una dimensión integral de nuestra labor pastoral. Esta debe ser nuestra opción. Nuestro proyecto de evangelización debe ser un proyecto de desarrollo humano, humanización integral y transformación profunda de las personas y su entorno. Por ejemplo, algunos cohermanos, cuando hablamos de fundar escuelas o centros de promoción humana, se apresuran a decir que no, que no es nuestro carisma, ignorando que este debe adaptarse a las realidades actuales.

Es en este sentido que nuestro 29 ° Capítulo General eligió como tema: “La misión como testimonio profético”; el testimonio profético consiste precisamente en leer y comprender las realidades de nuestro tiempo allí donde vivimos y adonde somos enviados, y en aportar soluciones concretas para un desarrollo integral según el método “ver, juzgar y actuar”.

Propuestas de acciones pastorales para un desarrollo sostenible y justo

Realizar proyectos de desarrollo que beneficien a la gente: proyectos que podamos gestionar nosotros mismos para reducir el riesgo de fracaso.
Capacitar a los jóvenes para que encuentren trabajo para que puedan llevar una vida digna.
Alentar a las comunidades cristianas de base a hacerse cargo de los problemas sociales en sus comunidades.
Poner en marcha proyectos rentables para nuestras parroquias (construcción de grandes centros de eventos, aparcamientos donde sea posible, etc.).
Crear comités para reflexionar sobre los problemas sociales que obstaculizan un desarrollo justo y sostenible.
Animar a las personas a actuar y organizarse de forma autónoma, a romper la mentalidad si es un obstáculo, sabiendo que es la voluntad de Dios.
Colaborar con las autoridades para resolver situaciones injustas.
Por: Simplice Traore, M.Afr. 


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