Santísima Trinidad A — 7 junio 2020
Éxodo 34,4b-6.8-9 — 2 Corintios 13, 11-13 — Juan 3,16-18
Amor, amistad, intimidad, familiaridad… Todos lo hemos comprobado: Es ante todo con el silencio que conviene aceptar el misterio del otro. Luego podremos hablar de ello, tratar de explicar, justificar, razonar… sin que nunca consigamos hacerlo como nos gustaría, aunque algunos lo hagan menos mal que otros. ¿Qué decir entonces del Misterio que Dios es?
Nuestros antepasados en la fe, aquellos que han vivido la experiencia indescriptible de Dios, nos han transmitido que «Dios es Trinidad». Por un lado, me gusta esta expresión que atribuye a Dios lo mejor de nuestra experiencia humana: comunicación, comunidad, comunión. Pero por otro lado, me recuerda las discusiones, herejías, concilios, sufrimientos, exilios, guerras, asesinatos… que durante siglos han acompañado nuestros esfuerzos para hablar del Dios-Trinidad de manera «adecuada». Y por ello esa misma expresión también me da miedo.
Texto completo: Santísima Trinidad A-Echeverría